A(r)mando a Maradona

Sol D'Amato
4 min readNov 25, 2020

Me pasa con estas cosas que no me puedo poner a pensar en la idea de que todos en algún momento, nos llega el momento.

Pensar en que esas personas que nos dieron felicidad, dejan el terreno presencial como cualquier otra persona, solo sucede cuando alguien así se va, y pega fuerte.

El 2020 nos dio a todos muchas tristezas, incertidumbre, terror, miedo… pérdida, mucha pérdida.

Nadie nace sabiendo cómo se sobrelleva una pérdida, como se comprende a la muerte. Aunque lo intentes y lo intentes nunca te podrás acostumbrar a que un ser querido se muera.

¿Por qué lloramos? Si ya no sufre más.

No lo sé.

Se las mandó todas. TODAS. Las buenas y las malas. No lo justifico, tal vez, desde mi visión en proceso de deconstrucción debería condenarlo. Pero no puedo. No puedo porque el tipo hizo grande el deporte de este país, no puedo porque tomó malas decisiones, no escuchó a los buenos en su vida, se dejó llevar (creo que nadie lo obligó a nada, pero del mismo modo también creo que tampoco tuvo alternativa) por gente que no le hizo bien, y así, solo y casi inválido, se fue con 60 años. Y el tipo que era Dios, inmortal, todoterreno, que tenía “amigos” que lo iban a cuidar en toda, de repente no logró superar la esperanza de vida promedio y con 60 años se fue.

A los y las jóvenes del 2000, tal vez les quede chico este ídolo, pero para los demás, es, fue y será eso. Idolatrar no está mal, aunque te hace ver la realidad de un modo parcial. Te limita, te sesga la información. Algunos dirán que ese estado provoca aceptar y avalar crímenes, violencia, abuso…

Me siento interpelada por todo, todo lo qué pasa en el mundo, soy culpable de lo qué le pasa a él, soy consecuencia de lo qué pasa en él. Intento mirar con los ojos de los 2000, y me cuesta, me cuesta, y me siento culpable porque debería pensar en lo ruin y espantoso ser humano que fue. Hijos por ahí, abuso, menores, incitación a la violencia, droga, alcohol…. pero retomo el paréntesis anterior:

“Creo que nadie lo obligó a nada, pero del mismo modo también creo que tampoco tuvo alternativa”: no, nadie lo obligó a elegir sus juntas, a tomar su droga, a abusar de menores, a no reconocer hijos por ahí. Pero no tuvo alternativa. Y acá está el tema, en realidad siempre tuvo alternativa, pero eso lo sabemos nosotros, los que revisamos lo que hizo y le criticamos todo.

Parte de la deconstrucción está en entender que las bases patriarcales fueron normalizadas durante años. También es interesante entender que muchos “machos” tuvieron que hacer lo que se les mandaba sin tener otra alternativa. Así como yo, intentando deconstruirme, tengo que entender que el tipo que hizo feliz con una pelotita al mundo entero es un tremendo sorete. Empatizar es tan importante como contextualizar.

No lo justifico, pero no puedo condenarlo. Porque la no alternativa está justamente ahí, en entender que el contexto social en donde creció, en donde se nutrió, en donde aprendió, es el que lo llevó a tomar decisiones de mierda. No quiero demonizar a ningún lugar, pero hay que entender que no todas las cunas dan la misma contención. No todas las casas, los clubes, los amigos, los vínculos son iguales, ni tienen la misma contención.

Me cuesta pensarte fuera de la pelota Diego, me cuesta pensarte como el ser de mierda que fuiste. Me cuesta medir con la misma vara, porque vi a mis viejos felices por vos, a mis abuelos, mis tíos, mis primos más grandes. Porque vi lo que significa tu apellido en el mundo, porque vi que decir “Argentina” en el exterior no significa decir “corralito, hiperinflación, cordobazo, década infame, revolución libertadora, proceso de reorganización nacional, Triple A, corrupción, deuda externa, ventajeros…”. Y podría seguir calificándonos como creo que deberían vernos en el mundo…. no, decir Argentina es decir “Maradona”, como también decir “Ginóbili” o “Messi”, o desgraciadamente en menor medida “Sabatini” o “Aymar” y puedo seguir nombrando, pero nadie como él. Diego fue el puntapié para que los y las deportistas argentinos, para que el deporte argentino sea visibilizado. Diego hizo todo bien con la pelota, aún cuando la pelota lo abandonó.

Hoy elijo quedarme con este Diego. Perdón a mi humana en proceso de deconstrucción, perdón, pero me duele tu muerte, me resulta increíble, te lloro, te celebro y extrañaré muchísimo.

Hasta la victoria siempre, Diego Armando Maradona. La pelota no se mancha.

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Sol D'Amato
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periodista deportiva oxidada. Fotógrafa en proceso. Hago muchas otras cosas que me ayudan a pagar el alquiler.